Síndrome de la impostora


El síndrome de la impostora es un término que la psicóloga Pauline Clance acuñó en 1978 para aludir a la voz interior que, de manera recurrente, nos hace dudar de nuestras habilidades y éxitos, desviando la atención a fenómenos como la casualidad o la suerte, en vez de centrarla en la posibilidad de que lo que nos pasa sea fruto de nuestros esfuerzos y, sobre todo, de nuestras capacidades.

Generalmente, nadie se identifica a si misma como una «impostora», pero al analizar los síntomas y estadísticas de este síndrome es cuando somos conscientes de que 7 de cada 10 personas lo experimenta de manera puntual o recurrente a lo largo de sus vidas, tal y como indica la doctora Valerie Young, que ha dedicado gran parte de su trayectoria a dilucidar sus causas y consecuencias.

Algunas de las características principales del síndrome de la impostora son:

  • Creer no estar a la altura.
  • Dudar de tus habilidades para alcanzar determinados logros.
  • Considerar que aquello que consigues se debe a la suerte y no a tu valía.
  • Creer que en cualquier momento la gente descubrirá que eres un fraude.
  • Tener bajas expectativas respecto a los resultados de tu trabajo, aunque estos sean positivos.

Sobre la incidencia del sesgo de género de este síndrome no se han establecido estudios concluyentes: algunas estudiosas (como Valerie Young) afirman que afecta por igual a hombres y a mujeres y otras (como Aida Baida) mantienen que la doble moral sexista produce una mayor incidencia de este síndrome en mujeres, sobre todo en el ámbito laboral.

En mi opinión, aunque no sea un síndrome exclusivamente femenino, la socialización a la que estamos sometidas las mujeres es el terreno de cultivo perfecto para dar hogar a una impostora dentro de nosotras: la educación en la búsqueda en la validación externa, la falta de referentes o la alimentación constante de las inseguridades por parte de la cultura de masas ponen sobre nuestros hombros una presión añadida de la que los sujetos masculinos suelen estar exentos.

¿Cómo se puede superar el síndrome de la impostora?

Por desgracia no hay una fórmula concreta, pero se pueden probar e implementar diferentes alternativas:

  • A través del autoconocimiento en base a lecturas relacionadas
  • A través de terapia psicológica que refuerce nuestra autoestima.
  • A través del reconocimiento de patrones

Otra buena forma de intentar empezar a superar nuestro síndrome de la impostora es recordar ésta frase anónima:

«Si te da miedo, hazlo con miedo».

Fuente: https://www.instagram.com/eugeniatenenbaum/ https://ko-fi.com/eugeniatenenbaum

Publicado por Pasthel WebSite

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